1 de Julio de 2020
Ayer la mamá de Ruthi le dijo que iba a regresar a la escuela. Papá y mamá ya no teletrabajan y Fer irá a un campamento. Los ojos de Ruthi se abrieron como platos y esbozó una sonrisa: volvía a la escuela y allí estaban su profe y su amiga Celi.
Esta mañana, cuando papá fue a su habitación, ella ya estaba despierta. Papá le cambio el pañal, la lavó, la peinó, la vistió y ella colaboró con ganas. "Ruthi, ¿te acuerdas?, hoy vamos a ver a tus amigos de la escuela". El desayuno fue visto y no visto: ¡tenía tantas ganas de llegar!
Cuando Ruthi llegó a la puerta de la escuela pensó que algo raro ocurría. Sólo estaba ella. Ni rastro de Celi ni de sus compañeros. La directora, de la que era amiga porque iba a la sala de psicomotricidad con ella, les dio la bienvenida y les explicó el "protocolo de entrada". Ruthi se sentía extraña: miraba con una expresión seria a los "adultos enmascarados" y a un entorno sin niños, sin niñas. Casi como que ya no le apetecía entrar.
Subió la rampa con su papá y la directora y en la puerta.... ALLÍ ESTABA SU PROFE. Ruthi la miró y, aunque también estaba enmascarada, sonrió y se lanzó hacia ella para abrazarla. No pudo ni quiso contenerse.
Ahora, se las puede ver de la mano, juntas, de camino al aula, como si el tiempo no hubiera pasado.
Ruthi empezó a pensar que los "adultos enmascarados" ya no estaban tan mal.
Coño que llorera!!!
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